Todo lo que veo lo quiero reflejar en papel.

Es por esto que, a los 10 años y después de mucha insistencia a mis padres, empiezo a asistir a clases en una academia, donde me inicio con el carboncillo y el difumino, pese que a mí lo que me gustaría probar es el óleo, pero es pronto aún, me dicen.

Con 14 años, ya en otra academia, también de la capital manchega, aprendo a dibujar al natural todo tipo de figuras y objetos en todas sus posiciones posibles.

Es a esta edad cuando presento mi primera exposición, en el entonces Hotel Bristol (Albacete), cuya temática son los toreros de la tierra.

A los 16 años termino mi formación artística, no por ser suficiente, ya que mi sueño hubiera sido estudiar Bellas Artes, sino porque comienzo a trabajar a esta temprana edad para ayudar en casa.

Aunque profesionalmente nunca me he dedicado al mundo del arte, afortunadamente, durante muchos años he realizado trabajos relacionados con el diseño gráfico y dibujo. También he tenido la oportunidad de trabajar como profesora de dibujo en la UPE.

Como a tantas miles de personas también les sucedió, durante los largos meses de pandemia, tuve que buscar una evasión para mi mente y mi espíritu, y como no, volví a refugiarme en mi gran pasión, la pintura, afición que tenía abandonada hasta ese momento durante 21 años.

Algo torpe y oxidada al principio, poco a poco volví a reencontrarme.

El fruto de esos meses, fue mi segunda exposición, “Emociones” en el Ateneo albacetense.

Con emoción y “Emociones”, volví a exponer en la sala de exposiciones del museo Depósito del agua de Albacete así como en la Asociación Cultural José Olivas y en el Museo Municipal de Albacete.

Pues bien, les envío aquí una selección de mi obra, hasta el momento, que espero y deseo disfruten tanto como yo lo he hecho mientras pintaba