Empecé a pintar con 11 años. Siempre me ha gustado mucho la pintura y quise estudiar y dedicarme a ella pero llegado el momento opté por la antropología y, más tarde, las vueltas que da la vida me llevaron a la filología francesa, sin olvidar completamente mi pasión de juventud. Ahora, ya jubilada, me dedico enteramente a la pintura.
Lo que me define es el colorido y una composición que me atrevo a calificar de singular. La mayoría de mis cuadros están basados en fotografías de viajes a las que doy forma y colores que rara vez son los reales.