(Edición limitada 30 X 40) – 50 €
30 x 40 cm
Impresión Glicée de tintas pigmentadas sobre papel de cáñamo.
60€
Descripción
El 16 de febrero me encontraba trabajando en un diseño en una de las mesas de un warung llamado Gauri, en Ubud. En frente del warung se puede ver un pequeño arrozal donde se mezclan con la arquitectura de la zona. Todos los arrozales que conforman Ubud en medio de las casas y los templos, pasan desapercibidos porque ya de por sí forman parte del paisaje urbano. Bali es una isla que contiene extensiones de km llenos de arrozales, esos arrozales donde cada día van miles de turistas a visitarlos para hacerse fotos, paisajes que se acaban desnaturalizando de tanto poseerlos, pero que sin quererlo te regalan momentos como éste si eres capaz de mirar con atención.
Un agricultor, de mas de unos 50 años trabaja el arrozal con una herramienta enorme , su delgadez y el movimiento maestro para mover el barrizal me llaman la atención, cómo con toda su fuerza mueve el agua y su cuerpo acompaña todo un movimiento acorde con el reflejo de su cuerpo. Como un baile en el que la naturaleza y el ser humano mantienen un diálogo que habla de muchos siglos detrás de cuidado, entendimiento y del servicio de proveerse mutuamente. Dicen que el sistema de riego “subak” es un sistema muy antiguo, que data del siglo IX, y que todo el agua que transportan para abastecer los canales viene de los manantiales que brotan de este paraje lleno de vida. Es increíble como el agua forma parte del paisaje en innumerables escenas en esta isla, donde las nubes forman parte de la tierra y el cielo desaparece detrás de una onda. Donde el trabajo del ser humano sobre la tierra mantiene el cuidado de los 210 días que se necesitan para que el arroz esté preparado, el alimento sagrado y primordial de todo Indonesia, presente en todas sus ceremonias como en gran parte de las culturas asiáticas. Este momento tan íntimo y tan verdadero como observar un nacimiento, nos recuerda cuánto tenemos que retomar, que mirar atrás y recobrar los orígenes artesanales que perecieron en su mayoría pero que desean y deben ser rescatados. La diosa Dewi Sri así provee a los hombres y mujeres de Bali, cuidando su arroz tal y como ellos cuidan de la tierra, en un ciclo infinito de vida mutua.
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