Efectivamente. Este dibujo no carece precisamente de agresividad. Pero es que una de mis prioridades en esta existencia consiste en expresarme. Y tal y como me defendió una amiga: “Solo lo bonito, no vale.” Por otro lado, mi mejor amigo, mi abuelo Facundo Rizo Ramos militaba en la FAI (Federación Anarquista Ibérica) y estuvo preso en los dos bandos. Y mi abuelo Eduard Schneider era directamente Nazi. Conociéndolos, tengo la intuición de que nunca mataron a nadie. Pero tenían sus ideas.
El dibujo lo creé con sentimiento de extrema izquierda, aunque para sorpresa mía, me han dicho que también agrada a la extrema derecha. De manera que cada cual interprete lo que quiera, y Santas Pascuas. Al fin y al cabo, no le he apagado un cigarro a nadie en el brazo. Se trata tan solo de un dibujo.
Soy consciente que de publicar algo similar en un país musulmán, posiblemente pondrían precio a mi cabeza.
Pero, y esto lo afirmo con sinceridad, afortunadamente resido en un país europeo. Y que lo tengan bien en cuenta los críticos con los defectos del sistema: esos defectos no son pocos y además peligrosos, y mi cabeza podrá tener precio, sin embargo, la libertad de expresión, no.
Carece de sentido buscarle al dibujo un mensaje racional. Pretendo escandalizar y soltar un par de bofetadas metafóricas, para que el observador espabile y piense un poco. Porque nos quieren como corderos, unos “sin sangre” dóciles que piensen y sientan lo menos posible. ¿Interpretaciones del dibujo? Habrá tantas como observadores. Desde el momento en el que un individuo ve el dibujo, ya es “suyo”.
En definitiva, a veces simplemente me limito a jugar dibujando y otras no solo busco crear sensaciones e ideas en el observador, sino hacerle reaccionar e incluso cabrearle. De lograrlo, tanto mejor será mi dibujo. Si un dibujo mío no le escandaliza, inquieta, alegra o cuanto menos llame su atención, no habré logrado mi objetivo secundario de transmitirle algo. El principal radica en expresar mi interior.
Pero tengan una cosa clara: yo soy de filosofía budista. Si me encuentro una diminuta araña agarrada a unos de mis calzoncillos al ir a recoger la ropa a la azotea, la tomo con delicadeza y la deposito en lugar seguro para que no sufra ningún daño. A mi entender la violencia solo ha de encontrar lugar sobre un tatami y como expresión deportiva.
De ahí el título del dibujo: ненависть (es alfabeto cirílico, concretamente ruso, y significa “odio”. Créanme cuando digo que prefiero la bella palabra, también rusa: мир (Mir: Paz – y también el nombre de la estación espacial internacional)
Tal y como ya indiqué, en general y en cuanto a mis dibujos, no aconsejo utilizar el intelecto. A no ser que quiera adentrarse en un laberinto sin salida. Y si se empeña y lo consigue, dele una interpretación racional que le deje satisfecho/a. Pero será su interpretación. Yo no soy capaz de cerrar el círculo. En ese sentido tan solo soy un medio para expresar algo proveniente de mi interior. Con eso y lo sentido durante el acto creativo, me doy por contento.
En relación a la confianza e importancia que le doy al subconsciente, Hermann Hesse decía que la mente es como un profundo lago: la mente consciente es la superficie, mientras que la subconsciente supone toda su profundidad. Yo, inspirado por la filosofía budista, aún voy más allá y añado que el lago no tiene fondo, sino que se funde con la energía cósmica vital. Pero esto ya es una interpretación de la Realidad, y como tal, no es más que una entre la de todos los demás seres sintientes.
Afortunadamente no soy artista profesional, por lo que carezco de presión externa que pueda influir en mi creación. Para expresarlo en plata: dibujo por gusto y lo que me viene en gana, o lo que he visualizado y me ha venido a la mente durante el día. Pero en ningún caso de manera banal. Me involucro con la creación y echo toda la leña al fuego desde el principio.
El acto de crear ha de ser así. En mi opinión, un amor calculado no sirve.
Se puede decir que mis comienzos en el dibujo fueron a los diecisiete años. Con bolígrafo BIC y mientras me encontraba en clase escuchando algo que no me interesaba. Desde entonces no he sido constante, pudiendo pasar años entre dos fases activas.
Quise estudiar Bellas Artes en Nuremberg, cuando Alemania es más bien destino para formarse en asuntos tecnológicos, y rechazaron mis dibujos. El catedrático al que pedí explicaciones me dijo que “no intentara hacer arte”, entrenara la mano y me volviese a presentar al curso siguiente. No lo hice. Entrenar la mano, sí. Pero no volver a presentarme. Pobre hombre: no supo entender que yo sencillamente me había estado expresando. Posiblemente no me entendió por ser él demasiado técnico. Con el tiempo entendí que habían querido ver dibujo académico, aspecto que, por supuesto es de apreciar, que el catedrático tenía parte de razón, pero que a mi entender en algunos casos tiene más que ver con artesanía que con sincera e ingeniosa expresión desde lo más profundo. Sin ánimo de querer generalizar, tan solo diré que yo lo siento así al dibujar: si busco la perfección del dibujo técnicamente en una medida que me resulta incómoda, dejo de ser espontáneo y eso me coarta en la improvisación. También es cierto que técnicamente no paso de considerarme más que medianamente bueno o, comparado con otros artistas, directamente malo. Al no haber pasado por facultad alguna, lo cual me podría haber estropeado, soy autodidacta. Sin embargo, no me importa. Conozco mis límites técnicos y no intento ir más allá a por algo que no domino. Lo repito: mi finalidad al dibujar es saber expresar lo que siento y que el resultado, que obviamente quiero compartir, sea ingenioso e interesante.
Desde hace tres meses me encuentro en fase activa.
Si tuvieras interés en ver más del 90% de lo creado hasta ahora, te invito a que visites mi cuenta en Instagram: art_namaskar
Gracias por tu atención.
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